Otra característica típica de la moda, es “predisponer a gastar más que cuando lo que se adquiere es fruto de una compra puramente racional”. En el caso de los celulares, esto implica propensión a pagar más que años atrás –y que lo razonable- para adquirir un celular. “Mientras en 2005 ese valor se ubicaba mayormente entre los $ 100 y 150, este año el piso arranca en los $ 200, y sube claramente en función de los segmentos”.
También influyen la edad y las publicidad agresiva, donde un celular se asocia a todo. Desde éxito sexual hasta la extraña posibilidad de saltar por el mundo y resideñar ciudades. Por supuesto, como puede verse en el machacoso canal Sony, ya no hay usuarios sino “consumidores”.
En cuanto a los rasgos buscados en un móvil, “se valoran equipos con tapa (tipo concha marina), que tengan cámara de fotos y capacidad de reproducir MP3”, la forma más pasatista de música. En cuanto a los inevitables preadolescentes, “no demandan requisitos tan específicos. Su elección se condiciona a los equipos de pares o rivales”.
Por otra parte, “el interés por teléfonos inteligentes, estilo BlackBerry o Treo, se da en el segmento de usuarios más intensivos. Lo dominan por quienes persiguen fines profesionales. El hecho de que, para ellos, el celular sea una herramienta de trabajo, lo hace fieles a su operador o, más específicamente, a su número telefónico. Por ello –señalan los analistas-, ofertas que incluyen línea nueva no parece ser el gancho más indicado para atraer a este público”.