por David Pogue
Lo asombroso es que se trata de la segunda vez que Microsoft intenta matar al iPod. La primera fue PlaysForSure, una gigantesca operación de varios años de duración que involucró a docenas de fabricantes y tiendas de música en línea. Microsoft aplicó la estrategia que tan bien le ha ido con Windows: tú prográmalo, que los fabricantes de hardware ya vendrán (y te pagarán una licencia por usarlo).
Y así ocurrió: empresas como Dell, Samsung y Creative fabricaron los reproductores; otras, como Yahoo, Rhapsody, Napster y MTV, crearon las tiendas de música.
Pero PlaysForSure fracasó. Juntas, todas las empresas citadas no lograron arrebatar a Apple más que algunas migajas de la cuota de mercado. La interacción entre el reproductor, el software y la tienda era torpe y complicada, lo cual es un inconveniente considerable cuando el sistema se llama "PlaysForSure" (algo así como SeguroQueFunciona).
"Yahoo podría cambiar la dirección de su servidor de DRM, y nosotros no tenemos control sobre eso", declara Scott Erikson, uno de los responsables de producto de Zune. (No importa qué es un servidor de DRM; la cuestión es que Microsoft culpa de los problemas técnicos a sus aliados).
Así pues, ¿está Microsoft admitiendo que PlaysForSure estaba condenado al fracaso? Erikson se limita a decir que "PlaysForSure les funciona a algunos, pero no es tan sencillo como el Zune".
Por lo tanto, Microsoft vuelve a comenzar desde cero. No importan los pobres pringados que han comprado grandes colecciones de música PlaysForSure. No importa que las empresas de PlaysForSure se encuentren ahora compitiendo con su anterior líder. ¿Cuál ha sido su recompensa por haberse tragado la visión original de Microsoft? Un sonoro "si te he visto no me acuerdo".
Ya era bastante malo que hubiera sólo dos estándares de protección anticopia incompatibles: iTunes y PlaysForSure. A partir de ahora tendremos tres.
(Aunque Microsoft cerrará su propia tienda de música PlaysForSure la semana próxima, la firma insiste en que el programa PlaysForSure propiamente dicho seguirá activo).
El sistema cerrado y privativo de Microsoft renuncia a una posible audiencia: la formada por quienes hubieran elegido un competidor del iPod sólo para mostrar su resentimiento con el sistema cerrado y privativo de Apple.
Por si fuera poco, no se puede utilizar Windows Media Player para cargar la música en el Zune; hay que instalar otro programa de Windows, parecido pero menos potente, sólo para el Zune. Es una ridícula duplicación de esfuerzos por parte de Microsoft y una doble curva de aprendizaje para usted.
Pero ¿qué tal es el Zune? Para justificar tamaños desmanes, más le valdría ser toda una maravilla.
Pues resulta que el reproductor es excelente. No alcanza al iPod en aspecto ni en elegancia, pero ciertamente es más práctico. Está recubierto de un plástico ligeramente gomoso, disponible en blanco, negro o marrón (¡sí, marrón!). No llama la atención, pero tampoco se raya ni le quedan huellas dactilares. Y suena igual de bien que el iPod.
El Zune coincide en precio (250 dólares, sólo en EE.UU; Microsoft ha declinado comunicar la fecha de lanzamiento en Europa) y en capacidad con el iPod de 30 GB. Pero es considerablemente más grueso (15 mm frente a 10), más largo (112 mm frente a 104) y más pesado (159 gramos frente a 136). La duración de la batería es la misma al escuchar música (14 horas) y un poco mejor al ver vídeos (4 horas en lugar de 3 y media). La pantalla tiene la misma resolución de 320x240 píxels, pero es mayor (tres pulgadas frente a dos y media), por lo que las películas y los pases de diapositivas se ven mejor.
En cambio, lo que parece la rueda deslizante de un iPod es una simple imitación. No gira y no es sensible al tacto. Son solo cuatro botones ocultos tras los cuadrantes de un anillo de plástico.
El deslizamiento se acelera al pulsar los botones superior o inferior, pero la rueda del iPod es mucho más eficiente. Por otra parte, los botones izquierdo y derecho del Zune saltan entre menús (por ejemplo, Álbum, Artista o Género) con menos necesidad de volver atrás. El diseño del software es elegante, simple y aderezado con breves y elegantes animaciones.
La pantalla del Zune está orientada verticalmente (o sea, girada 90 grados respecto a la del iPod), para poder ver más líneas de las listas sin tener que desplazarse por ellas. Pero no va nada bien para las fotos y los vídeos. Por eso, cuando se miran vídeos o fotos, la imagen de la pantalla gira. Estaría bien, de no ser porque obliga a ir girando el reproductor. Y tal como ocurre en el iPod, las fotos de formato vertical se encogen, para encajarlas en el sentido incorecto en la pantalla apaisada.
El Zune recibe radio en FM, e incluso indica el nombre de la canción en curso, si la emisora lo transmite. La recepción es bastante débil y no se puede grabar.
Sin embargo, la gran novedad del Zune es la compartición sin cables. El Zune está provisto de una antena WiFi (activarla viene a costar una hora de duracion de la batería).
Durante la lectura de cualquier foto o canción, se puede consultar una lista de todos los Zunes situados en un radio de 10 metros. Se tardan unos 15 segundos en enviar una canción, dos segundos en hacer lo propio con una foto, y no se pueden enviar vídeos.
Nuestro afortunado destinatario puede aceptar o declinar nuestro ofrecimiento... y si nuestro gusto es realmente horroroso, puede bloquear nuestro Zune de forma permanente.
La cosa funciona bastante bien, pero sorprende que los Zunes sólo se puedan conectar entre sí. ¿A quién se le ocurre crear un terminal WiFi incapaz de conectarse a una red inalámbrica, por ejemplo para sincronizar con el PC? ¿Ni tampoco a un punto de acceso a Internet, para descargar música directamente?.
Microsoft también se enfrenta al denominado Dilema del Primer Tipo que Tuvo Teléfono: ¿a quién llamas en una situación así? El Zune tendrá que lograr unas ventas excepcionales para que sea fácil encontrar gente con quien compartir.
En este aspecto, Microsoft no deja nada al azar. Según la empresa, el Zune se venderá en 30.000 tiendas, frente a las 10.000 del iPod. Se emitirán anuncios del Zune varias veces durante cada episodio de las series de TV más populares, basados en el lema "Welcome to the social" (Bienvenidos a lo social).
No obstante, el problema principal es la draconiana protección anticopia de la música transmitida (si bien no de las fotos). Las canciones recibidas se pueden escuchar sólo tres veces, todas dentro de un plazo de tres días, transcurridos los cuales caducan. Lo único que queda es una etiqueta de texto en el PC que invita a comprar la canción en la tienda de Microsoft: ¡qué práctico!
Esta protección anticopia es tan estricta como una gobernanta del siglo XIX. Escuchar sólo la mitad de la canción (o sólo un minuto, lo que ocurra antes) ya cuenta como una "audición". No se puede volver a mandar una canción al mismo amigo. Y las canciones recibidas tampoco se pueden mandar a un tercero.
Lo realmente molesto es que las restricciones pisotean incluso las creaciones musicales de uno mismo. La publicidad de Microsoft sugiere que si se tiene un grupo de rock aspirante a la fama, se pueden "poner las canciones de muestra en el Zune, para enviarlas a los amigos cuando se sale con ellos". Lo que no dice es que "Y al cabo de tres días, justo cuando comienzan a circular comentarios favorables sobre el grupo, las canciones desaparecen de los Zunes de todo el mundo, haciéndonos quedar como unos tontos".
Microsoft asegura que la compartición sin cables es una forma nueva de descubrir música. Pero cuesta evitar la sensación de que en realidad todo va dirigido a promocionar la tienda de música de Microsoft. Si fuera realmente una cuestión de disfrutar de los hallazgos musicales, ¿por qué Microsoft no nos permite comprar nuestros hallazgos en alguna de las tiendas PlaysForSure?
El Zune ofrece algunos detallitos de los que el iPod carece. Por ejemplo, se puede usar cualquier foto como fondo del menú. La portada del álbum ocupa toda la pantalla durante la audición. Se puede "marcar" cualquier canción o fotografía para que aparezca destacada en el PC. El contenido del Zune se puede reproducir en una XBox 360 a través de la red doméstica.
Pero la lista contraria, la de funciones que el iPod sí ofrece y el Zune no, es tan larga que daría para ir y volver varias veces de la casa de Steve Ballmer.
En la atractiva, pero lentísima, tienda Zune, por ejemplo, las canciones se pueden comprar (a dólar la pieza) o alquilar (barra libre por 15 dólares al mes). Pero la tienda de Microsoft no vende programas de TV, películas ni audiolibros. El catálogo musical es mucho más reducido (dos millones de canciones, frente a los tres y medio de iTunes), hecho que Microsoft trata torpemente de ocultar incluyendo material que en realidad no vende, como los álbumes de los Beatles.
La tienda Zune tampoco ofrece vales de regalo, bonos de prepago, listas de reproducción propuestas por los usuarios ni otras cosas. Y por mucho que cueste creerlo, la tienda Zune no permite suscribirse ni descargar podcasts. (Tal vez Microsoft no ha sido capaz de escribir la palabra "pod").
El reproductor Zune 1.0 también es bastante parco. No tiene ni uno solo de los servicios extra del iPod: carece de juegos, despertador, cronómetro, reloj mundial, limitador de volumen protegido por contraseña, ecualizador, calendario, listín de direcciones y módulo de notas.
Por increíble que resulte, ni siquiera se puede usar el Zune como disco duro externo, a diferencia de casi cualquier otro reproductor existente: una opción sumamente práctica para trasladar ficheros de datos voluminosos.
Como es natural, también se echarán de menos los 3.000 accesorios que existen para el iPod: altavoces, micrófonos, fundas, adaptadores para el hogar y el automóvil, mandos a distancia... Más del 80% de los coches del año 2007 ofrecerán la opción de un conector para iPod, mientras que ninguno contemplará el Zune. Y sólo hay un modelo de Zune: no existen los equivalentes de los iPod Nano o Shuffle.
Ya sabemos que la competencia es positiva. Pero ¿a qué viene exactamente el Zune? Si es simplemente a satisfacer la envidia de Microsoft, parece una tremenda duplicación, en un formato más grande y pesado, con menos funciones y con menos duración de batería. La única novedad real es la compartición sin cables, y si el público comienza a responder, Apple siempre puede adoptarla en el iPod.
Aunque pensándolo bien, todo responde al procedimiento habitual en Microsoft. Tradicionalmente, la versión 1.0 de cualquier producto Microsoft es pobre y poco original, pero viene seguida por varios años de perfeccionamiento y marketing tan lentos como implacables. Microsoft ya ha asegurado que tiene en cartera nuevas funciones, modelos y accesorios del Zune.
Sin embargo, por ahora, es mejor seguir viendo los toros desde la barrera que lanzarse al ruedo. Todavía tardaremos en ver cómo el marrón se convierte en el nuevo blanco.